Siguiendo la controvertida propuesta de Koolhas, ¿por qué debería la creación de una arquitectura verse limitada o restringida por el programa que le espera, o cualquier otra circunstancia?
Una arquitectura debería poder deliberarse y formarse con total libertad, sin necesidad de identificarse con su posterior uso:
De hecho, se debería considerar un buen arquitecto, aquel que es capaz de proyectar un edificio, y que ese único edificio pueda acoger distintos usos, sin ningún problema de adaptabilidad.
Un determinado ritmo en la fachada, la disposición de los pilares, aperturas y distintas alturas y materiales, debería poder dar uso, desde una vivienda unifamiliar, una escuela, un edificio de oficinas, o un hospital.
De igual forma, desde el exterior, no debería identificarse de inmediato el uso concreto que se le está dando a ese edificio, sino poder apreciar la arquitectura como tal. El uso al fin y al cabo es indiferente, hasta el momento de entrar dentro y desarrollar una actividad particular.
Desde fuera, deberá armonizar con los distintos edificios a su alrededor, conformando el tejido urbano. Deberá poder ofrecer una arquitectura de calidad para el público que la observe y se mueva a su alrededor, sin necesidad de fijarse en la actividad que se desarrolle en su interior.
De tal forma, un programa debe poder moverse libremente por un espacio. Debería poder tener total flexibilidad, y en un momento dado, ser definido por el espacio a su alrededor.
En las siguientes imágenes de proyectos reales, podemos observar como, espacios que en principio estaban pensados para una función concreta, han podido adecuarse a otras funciones distintas, sin necesidad de variar el diseño original.