diumenge, 10 de novembre del 2013
Función y Ornamento: Protagonista y Antagonista
Ornamento y Función
Alumno: Iván Moreno González
Hablar del ornamento y la función
es hablar de dos protagonistas en la arquitectura de épocas distintas, pero que
se encuentran en un mismo punto, el siglo 20.
En la animación que encabeza esta
entrada, intento mostrar esa intromisión del ornamento (de forma ruidosa y
molesta) en un estilo al cual no pertenece.
Durante los siglos, el estilo de
la arquitectura junto a muchos otros estilos o formas, han ido variando con el
tiempo, adaptándose a las necesidades y los gustos de la sociedad a la que
pertenecen. Durante el siglo 19 se reconvirtieron y unificaron los estilos
pasados generando un aspecto propio, con unas características propias, que hacían
de ese estilo, diferente a los anteriores, de manera que lo acuñaron como el
estilo de su época.
Qué sucedió en el siglo 20, se
continuó con esa tendencia de generar un estilo propio? En sus inicios el siglo
20 no avanzó al igual que avanzaban otros aspectos como la tecnología, ciencia,
y demás. Esa falta de continuidad por parte sobretodo de la arquitectura generó
la necesidad de preguntarse sobre el estilo propio de la época. Ante esa duda,
antes de proponer un estilo que cumpla las necesidades de su tiempo, no, se
recurrió al estilo del siglo pasado. Mientas las estructuras internas eran de
nuevos materiales y se aplicaban nuevos métodos constructivos, todo se teñía
del ornamento clásico del siglo pasado.
Ese fallo, resultó para muchos
algo incómodo, algo que cubría la arquitectura de una forma ruidosa, llamativa,
pues no concordaba con lo que la sociedad necesitaba. Esa incomodidad,
representada en la animación con un ruido molesto que cubre la evolución del
estilo arquitectónico, hizo que varios arquitectos se alzaran en contra.
Adolf Loos, fue uno de ellos,
quien en 1910 publicó Arquitectura y
sentenció que el ornamento no era propio de su siglo. Criticó la falta de
cultura, pues para Loos la evolución de la cultura y la época venían totalmente
ligadas a la desaparición del ornamento. Solo se puede avanzar eliminando el
ornamento, como se representa en la animación, cuando se hace callar el ruido molesto y desaparece, se silencia lo molesto, se elimina el ornamento. Adolf Loos consideró el ornamento como todo
aquello no funcional, exigiendo así que la arquitectura sea depurada de aquello
sin utilidad, sin función, dejándola libre, limpia y esencial. Acaso no es
la arquitectura del siglo 20, aquella que estaba escondida bajo una máscara de
ornamentos y decoraciones de siglos pasados? Acaso esas estructuras de nuevos
materiales y que responden a las necesidades de sus usuarios de una forma
lógica y simple no son el ejemplo del estilo del siglo 20?
Así fue que en los inicios del
siglo 20, aparecieron los padres del Movimiento moderno que, siguiendo la
comparación con el protagonismo del principio del texto, nombraron al Ornamento
un antagonista de la Función.
La función como protagonista
Alumno: Ferran Ilari
Entender el ornamento como lo
contrario de la función, es entenderlo como algo sin utilidad que debe
desaparecer, pues no cumple ninguna necesidad.
Esa es la idea que, desde mi
punto de vista, muestra la animación que encabeza este apartado. Una animación
donde la palabra función hace las veces de una estructura, de un elemento,
quizá de un edificio entero. Un elemento que cuando se le exige una función,
que en este caso se representa como la acción de soportar un peso que cae sobre
él, solo aquellos elementos funcionales, aquellos que tienen una utilidad
dentro de todo el conjunto, soportan ese peso. Todos los elementos sobrantes,
sin función, que no son necesarios, caen, pues no tiene sentido recubrir un
elemento funcional de elementos sin utilidad.
Así pues, el aspecto inicial de
la palabra función, que podría representar un edificio cualquiera de finales
del s.19 e inicios del s.20, al requerir una respuesta funcional del conjunto,
caen piezas, pero esas piezas no afectan a la estabilidad de la palabra o
edificio, entonces lo que cae es despreciable, no cumple ninguna función, no es
necesario. Así es como debía ser la arquitectura del siglo 20, esto es lo que
pedían los padres del Movimiento moderno.
Pervivencia de la función y fin del ornamento
Ópera Garnier, París, Charles Garnier 1875
Izquierda: Villa Muller, Adolf Loos, 1928-30 Derecha: Villa Savoye, Le Corbusier, 1929
Izquierda a derecha: Escuela de Diseño Zollverein, SANAA, 2003-06 / Curtain Wall House, Shigeru Ban, 1995 / Moriyama House, Rue Nishizawa, 2002
A partir de la ruptura con los
estilos de siglos pasados, el Movimiento moderno del siglo 20 permitió avanzar
en nuevos estilos, experimentar con nuevas formas y buscar una arquitectura
funcional que dé respuestas a las necesidades de la sociedad dejando atrás el
aspecto formal de tiempos pasados ya obsoletos.
En la animación que encabeza esta
entrada, pasado el siglo 20 el tiempo sigue su avance hasta llegar al año 2013,
debido a que las ideas que se manifestaron durante el siglo pasado aún siguen
presentes ya que el siglo 20 no es solo hasta el 1950, una vez se encontraron
los caminos que conducían al estilo de ese siglo, se continuó y evolucionó en
esa línea, creando nuevos movimientos, nuevas interpretaciones de los primeros
manifiestos y todo ello forma parte de las bases de la arquitectura actual. Una
arquitectura que suprime los elementos sin función, que incorpora nueva
terminología y que en resumen, es nueva respecto la anterior, pues va unida a la
nueva sociedad de nuestro siglo, ha evolucionado.
Por tanto, los deseos
manifestados por los padres del Movimiento Moderno; como Adolf Loos, Le Corbusier,
las vanguardias y más que buscaban romper con el pasado, se convierten en un
proceso largo que comenzó en los inicios del siglo 20 y que se ve en gran parte culminado en el final de ese mismo siglo y la actualidad.
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