ORNAMENT(LOS)
Ornamento, Cultura y
Progreso
Adolf Loos rinde un tributo
apoteósico del diseño rural en su ensayo "Architektur" publicado en
la revista Der Sturm el 15 de diciembre de 1910. Se habla aquí de una forma de arquitectura
anónima que se camufla suavemente en el entorno donde se ubica. El bajo impacto
visual de este tipo de arquitectura es reflejo de una cultura que va guardando
consigo las experiencias y éxitos acumulados a lo largo del tiempo. Es la antítesis
de la arquitectura de los arquitectos de aquellos años.
¿Dónde está el ornamento?
Aquí el ornamento
desaparece, todo lo prescindible desaparece. La sencillez de la forma se valora
como una virtud, alejándose lo superfluo de lo puramente funcional. El material
se utiliza de forma honesta, sin engaños, sin trucos que lo escondan detrás de
unas molduras pretéritas. El objeto final se expresa con lo mínimo, con la
única fuerza de su forma i proporción. En referencia a esto Karl Grosz comenta:“La belleza de la forma es placentera, aun
sin ornamento”. A pesar de su actitud contraria a un ornamento superfluo,
Adolf Loos fue un personaje contradictorio y polémico; a menudo recurrió a prácticas
que se alejaban caprichosamente de ella: su empleo del mármol en la
Michaelerplatz, los techos del Amerikan Bar de Viena…Quizás por su clasicismo…
La arquitectura es
fruto de una cultura, de una época, según su discurso, “la evolución de la cultura marcha paralela a la eliminación del
ornamento de los objetos de uso”. En este sentido, la arquitectura no es un
arte, sino más bien un oficio. De lado se dejan los dibujos ornamentales, se
vuelve al trabajo menos artístico y se concentran esfuerzos y talento en áreas
más importantes que un ornamento. Desprenderse de él es el paso lógico de una
arquitectura que avanza hacia adelante. Sin estilos. Las teorías precursoras de
la arquitectura racionalista.